Susana y Daniel están encerrados en su casa esperando que Jorge salga del armario en el cual se ha escondido. ¿Por qué lo ha hecho y hace cuánto tiempo? No se sabe. Si saldrá, tampoco. Colindando con el absurdo y el grotesco, la obra muestra dos seres que esperan – como Vladimir y Estragón – que lo imposible suceda. Y un ser ausente que llena, paradójicamente, todos los espacios.
Pero, es en lo que no se dice donde está el secreto, lo importante, aquello con lo que el espectador podrá reflexionar, la clave de nuestra propuesta. Susana y Daniel se embarcan en un viaje quieto, donde ni el tiempo, ni los espacios, ni el lenguaje mismo parecen moverse. La vida los encuentra y los consume siendo lo que es: una oscilación constante entre la comedia y la tragedia.
No cierres la puerta (porque se puede abrir…), es una obra que habla de muchas cosas: de la espera, de los secretos, de la incomprensión, la ignorancia, las diferentes clases de amor, las ausencias insuperables, de eso tan inexplicable que nos une a quienes más amamos. Eso que a veces es el más puro amor, y otras, el más terrible de los egoísmos. Ahí, justo ahí, donde lo que tendría que estar no está, comienza la reflexión. A eso los invitamos…
Una madre un hijo un amigo.
El mismo amor, el mismo nombre…